La reducción mamaria es una cirugía segura donde las complicaciones son infrecuentes. Sin embargo, es necesario estar informado sobre su posible aparición.
A pesar de tomar todas la medidas necesarias, es posible la formación de hematoma que exija drenaje y evacuación. Igualmente, y común a cualquier cirugía, existe la posibilidad de infección, por ello damos siempre antibióticos de manera profiláctica.
Las cicatrices hipertróficas o queloideas no son frecuentes y, a veces, dependen más de la genética que de la técnica quirúrgica. Según el caso, pueden tratarse con infiltraciones de corticoides o incluso requerir cirugía adicional pasados unos meses.
Una complicación tremendamente rara es la pérdida de tejido (necrosis) ya sea graso, cutáneo o areolar por problemas de vascularización. Normalmente se resuelve con curas locales pero puede ser necesario cirugía adicional.